Cabalgata de Reyes de Las Palmas de Gran Canaria 2014. Por fin llegan las carrozas que preceden a los Reyes Magos. Unas más sencillas, como la de los bomberos, otras más trabajadas, como las ya tradicionales del Corte Inglés o la de Tirma, para mí la mejor de este año. A todas les gritan los chiquillos, bastante enralados con la perspectiva de llevarse un botín de caramelos, más exiguo que otras veces, cosas de la crisis. A todas menos a una. El silencio repentino traiciona lo que todo el mundo parece preguntarse: ¿qué pinta una carroza de «Homenaje al deporte español» en una Cabalgata de Reyes?
La incomodidad casi se palpa. A lo mejor porque la gente está leyendo lo que pone la carroza en el costado. ¡Qué bicoca ser español, canario! Claro, lo dirán por el atropello del petróleo, por los miles de millones que nos deben por el REF, por el 40% de los canarios en riesgo de pobreza o exclusión… ¿O será precisamente que en Canarias hay que recordarlo, no vaya a ser?
¿Quién está detrás de este esperpento españolerista? ¿Qué pretende? ¿Quién patrocina la carroza? ¿Por qué desfila de manera anónima, cuando todas las demás llevan a gala el nombre de su patrocinador?