Resulta que se acaba de estrenar la primera película en 3D realizada íntegramente en Canarias. «Hiroku: Defensores de Gaia» es un film de animación tridimensional producido, realizado y editado en Canarias. Sin duda una demostración de tenacidad, talento y esfuerzo por parte de sus responsables y de todos los profesionales implicado en la película. Pero entonces me surge la duda. Si la película es de factura 100% isleña, si en el Facebook del film se hace alarde de la canariedad de la película, si en la misma aparecen escenarios recreados de las Islas y escenas de juego del palo o de salto del pastor, si hay financiación del Gobierno de Canarias de por medio… ¿Por qué el doblaje se ha hecho bajo la norma castellana del español?
Dicen sus creadores que su intención es internacionalizar el producto, y me parece una decisión de lo más lógica si se quiere rentabilizar la producción y demostrar fuera del Archipiélago el talento de sus creadores. «Es una gran satisfacción poder contar con las voces de Johny Depp, Robert De Niro o Angelina Jolie», dice Manuel González, guionista del proyecto. ¿De verdad piensan que contar con las voces de los dobladores españoles -no las de los actores originales- le va a dar mayor repercusión al producto en Perú, Venezuela o al público latino de los EE.UU? ¿No habría sido mejor rematar la faena con actores de doblaje canarios, cuya norma del español está más próxima al gran mercado de América Latina, que doblar un película de animación bajo una norma que sólo usa el 10% de los hablantes de español?
El doblaje bajo la norma castellana y la diglosia siguen siendo las grandes asignaturas pendientes en el cine canario. De haber podido obtener un producto 100% canario lo han dejado en un producto donde Canarias es, como en otras tantas películas que ya en Tamaimos hemos comentado, un mero decorado natural -en este caso virtual- y lugar de mano de obra para la producción audiovisual. Nuestra identidad, en este caso reflejada a través del habla, ha sido absolutamente borrada. Qué pena y qué oportunidad perdida.