No hay nada más patético que aquel enamorado que, habiendo sido rechazado, se deshace en toda clase de galanterías, piropos y humillaciones para recuperar el amor de la amada, la cual seguramente ya tiene otros intereses. Eso mismo parece la clase política canaria, con su presidente a la cabeza, cuando van con sus mejores ropajes y regalos traídos de las colonias a Madrid a celebrar el centenario de los Cabildos. Según detalla Joaquín Anastasio en su crónica para La Provincia, no llegaron ni a cuarenta las personas reunidas para tan magno evento. ¡Y eso contando a los fotógrafos! He dado fiestas de cumpleaños con mucha más gente, créanme. Allí, los representantes de los habitantes de las colonias, con su presidente a la cabeza, hicieron el habitual despliegue de lugares comunes, que es como se llama ahora a las pollabobadas de toda la vida: que si «el encaje constitucional», «la asimetría», «nuevo anclaje en el Reino de España»,… Supongo que no faltarían dos clásicos como la lejanía y la insularidad, que son algo así como las gemelas de Los Simpsons: nadie sabe qué pintan pero salen en todos los episodios. Eso sí, siempre como colofón, «la lealtad institucional», que siempre queda muy bien y que básicamente quiere decir que «no tiene el señorito -el que toque- nada de qué preocuparse porque en el fondo nosotros los canarios pedimos las cosas por favor pero sin ganas de molestar y si no se puede, no se puede y no pasa nada». Así, con ese tono melindroso y almibarado, luego de haber cobrado las dietas correspondientes, los representantes de los habitantes de las colonias se vuelven al día siguiente a las mismas, satisfechos del peso creciente que Platanópolis tiene en el Reino de España, con su presidente a la cabeza. Tal vez, como el iluso amante, vuelvan calculando una posible recuperación de los favores de la amada. En las colonias, nadie les preguntará por su viaje, bien porque nadie se enteró, bien porque a nadie le interesa pues sucede que hay una lejanía que estoy dispuesto a creerme y que no me parece nada relativa: la que existe entre la ciudadanía canaria y los políticos profesionales canarios, sus correveidiles, amigotes, etc. con su presidente a la cabeza.