Mucho revuelo hay últimamente entre los representantes de CC (y no sólo) en las instituciones públicas tinerfeñas. Andan -dicen- preocupados porque el Puerto de la Luz y de Las Palmas va a entrar en la Red Transeuropea de Transportes, y no entrará el Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Los mismos que estaban fritos por quitarle peso al Puerto de Santa Cruz a costa de los sebadales que aruñaban, ahora se convierten en fervientes defensores de este puerto; nunca es tarde si la dicha es buena, dice el refrán.
¿Pero qué pasa, en realidad? ¿Si el puerto grancanario hubiera quedado fuera de esta Red Transeuropea de Transporte se hubieran movilizado como lo están haciendo? Se dice ahora que si Tenerife queda fuera, la isla quedará relegada a un segundo plano, como si el Puerto de La Luz estuviera a años idem de la isla picuda. ¿Estaré siendo muy suspicaz si pienso que la lluvia de millones que le hace los ojos chiribitas a Melchior, Alonso, Bermúdez y compañía iría a parar a trenes magnéticos, anillos insulares y demás milagros de la ingeniería subvencionil? ¿Andaré muy equivocado si pienso que estas sinergias que se pretenden crear ahora entre ambos puertos capitalinos (Carlos Alonso dixit) suenan a quiero la mitad de las perras y si hace falta me alío hasta con los canariones?
Muchas preguntas sin respuesta en torno a Tenerife se mueve. Pues no sé yo si será mucho moverse esto de tirarse a la caza de los millones con la lógica del pleito, en lugar de crear un proyecto a largo plazo, integrador y creador de sinergias entre las diferentes islas (no solamente las capitalinas, by the way).
Por cierto, ¿no era Melchior el que animaba a los jovenes ingenieros tinerfeños a irse a Alemania? A Alemania sí, pero a Gran Canaria… ¡Qué va, muchacho, que eso queda muy lejos y además es la competencia!
Pues eso, a competir se ha dicho. Y me pregunto yo: ¿alguien medirá el grado de competencia de estos señores de la cosa pública? Permítanme dudarlo.