Recordarán aquel chiste en que un elefante ayuda a una hormiga a cruzar el peligroso cauce de un río, y cuando la hormiga le da las gracias al elefante, éste no se da por contento y le pide algo más. Algo parecido hemos podido presenciar estos dos últimos años con nuestras entidades financieras.
Nos intentaron vender la absorción de la Caja de Canarias como un ejemplo de fusión. Luego hicieron lo mismo con la desaparición de CajaCanarias en manos de la Caixa de Catalunya La Caixa (ahora CaixaBank). Con la integración de Caja Rural en Cajamar se consumó la práctica desaparición del sector financieron canario. Ya saben, la descapitalización está especialmente aconsejada en momentos de crisis.
En su momento dijimos en más de una ocasión lo que pensábamos de las «imposibles» fusiones de CajaCanarias y la Caja de Canarias, por un lado, y de las Cajas Rurales de Gran Canaria y Tenerife, por el otro. Como resultado de todo esto nos tememos que ha quedado Caja 7 como único ejemplo de entidad financiera netamente canaria.
Ahora nos informa el Diario de Avisos de que comienza el cambio de rotulación de las oficinas tinerfeñas de la Caixa (ex CajaCanarias). Y la noticia tiene su guasa. Primero nos dice que el cambio de rotulación se enmarca dentro de «un proceso que se produce tras la aprobación de la integración de ambas entidades por sus órganos de gobierno.» Integración de ambas entidades, por tanto. Nuevamente, la entidad ex-canaria en pie de igualdad con la catalana. ¡Qué orgullo y honor!
Lástima que unos párrafos más tarde se nos informe de que «La Caixa ha decidido mantener la marca CajaCanarias por su «arraigo, historia, significación, aportación y penetración en Tenerife, La Palma, La Gomera y el Hierro». ¿Cómo que la «Caixa ha decidido»? ¿Habrá querido decir el periodista del DA «ambas entidades han dedicido»? Me perturba y desorienta esta errata tan poco patria. ¿Pero no se trataba de una «integración de ambas entidades»?
Por más que algunos hagan malabares dialécticos (o lo intenten sin éxito) lo que está claro es que la «imposible» fusión de las cajas canarias nos ha dejado a todos aún más con el culo al aire en estos tiempos difíciles. Más dependientes que antes y más frágiles también.
¿Habrá marcha atrás? A corto plazo, lo dudo. Ya se sabe lo que pasa con paciencia y salivita. Pero en el largo plazo no nos queda otro remedio que recuperar lo que es nuestro. De todos.