Leo con preocupación que la Cooperativa de ayuda a domicilio Mararía abandona el servicio que prestaba a 1500 ancianos en la capital tinerfeña porque la Seguridad Social le ha embargado las cuentas bancarias, lo que impide el pago de los salarios a los empleados de la cooperativa.
Me preocupa y me indigna: de manera que mientras el mantra españolista reza que España es la garante de la estabilidad y la prosperidad de Canarias, y mientras el Gobierno Central aprueba ayudas astronómicas a bancos mal gestionados, la Seguridad Social, dependiente del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, con sede en Madrid, en lugar de condonar una deuda de poco más de 3 millones de euros (calderilla, si lo comparamos con lo inyectado a los bancos) a una empresa de carácter social en unos momentos socioeconómicos de los más peliagudos, deja en el paro a 200 trabajadores, y sin asistencia a más de 1500 ancianos.
Lo dicho, yo soy español, español, español…