Hasta los nombres que una vez fueron llorados y honrados por todo un pueblo en su dolor, corren el riesgo de desvanecerse con el paso del tiempo y el nada inocente olvido para no significar apenas nada. Mantener viva la memoria no significa andar reviviendo tragedias sino incorporar aquellos episodios, hombres y mujeres, que una vez murieron injustamente, a nuestro presente. Admitir que éste se construye también sobre aquel pasado. Reconocerlo y de paso reconocernos. En esta modesta contribución a ese necesario ejercicio, queremos recordar a Belén María, un nombre que para los más jóvenes habitantes de Las Palmas de Gran Canaria, quizás sólo sea el nombre de una Plaza pero que merece, sin duda, formar parte de nuestra Memoria Histórica Canaria.
Belén María era la hija de uno de los estibadores que participaba en las huelgas de portuarios de 1980, en huelga por su convenio colectivo en un conflicto que duraba ya meses. Durante una de aquellas jornadas de lucha, un 25 de julio, en el transcurso de una concentración pacífica, la joven de 16 años fue atropellada por el conductor de un vehículo en un suceso todavía no aclarado. El coche la arrastró más de sesenta metros pese a los gritos de la gente rogándole que frenara. Tras más de un día ingresada, Belén María falleció. Su cuerpo, en un ataúd cubierto por la bandera con las siete estrellas verdes, fue velado por centenares de personas. La conmoción que siguió a su muerte fue tal que acabó decantando la lucha del lado obrero. Toda la isla fue un grito unánime. Las manifestaciones de dolor y repulsa fueron masivas en todo el Estado y la joven canaria acabó convirtiéndose en un símbolo de todo un colectivo y unos ideales. La plaza donde todo ocurrió lleva su nombre, aunque muchos no sepan por qué.
Quienes quieran profundizar en el conocimiento de este episodio de nuestra Historia, pueden acudir a los dos libros dan cuenta de aquellos hechos: Belén María, verano del 80, del sociólogo Juan Antonio Delgado Santana y Belén María, historia de un símbolo, escrito por Marta Cantero. El esforzado autor del primero de los trabajos también produjo un vídeo que muestra imágenes y testimonios de la época, entre ellos, reflexiones personales de Belén María, a través de las cuales descubrimos una vida que empezaba, floreciente con ideales y valores, cercenada por la tragedia incomprensible. Queremos con esta entrega homenajear a aquella chiquilla, su ejemplo y sus ideales.