No voy a hacer crítica cinéfila de una película que ni he visto ni veré porque, entre otras cosas, no me interesa lo más mínimo. Sí compartiré aquí una reflexión acerca de lo tremendamente denigrante que resulta ver cómo el habla canaria es marginada en una película rodada en Canarias y que recibe financiación pública canaria ( Canarias Cultura en Red y Televisión Canaria). Se trata de Seis puntos sobre Emma, obra novel del canario Roberto Pérez Toledo y protagonizada por el también canario Álex García (que ya ha conseguido hablar como los de Valladoliz hasta en las ruedas de prensa, ¡qué carrerón!, ¿o eran exigencias del guión hablar fisno también ante los medios?) y la española Verónica Echegui. ¿Adivinen qué acento es el que aparece en la película, ateniéndonos al tráiler que hemos podido ver? ¿Quiénes son los que cambian el acento? Ya saben la respuesta.
Se veía venir, dadas las declaraciones del director de la película, donde decía que sólo los que conocieran la isla (Tenerife) la reconocerían, puesto que había tratado de reflejar “La nueva realidad y arquitectura insular, excenta (sic) de tipismos, porque de lo que se trataba de contar una historia universal.” Nada como el Auditorio copiado de Calatrava y un buen acento de Cuenca para hacerte universal, como todos sabemos. Nada de tipismos como el Teide. Eso se lo dejamos a los yankees para Furia de titanes y otras historias locales. En fin, nada de esto me importaría mucho si estos señores se hubieran pagado la película de su bolsillo pero como veo que la financiación pública canaria es consistente, cabe hacerse la siguiente pregunta: Cuando piden las subvenciones en Canarias, ¿lo hacen en canario o se pasan al universal mesetario?
P.S: Como perla, aquí les dejo un vídeo promocional de la película. En el vídeo se usa toda la artillería de tópicos que tienen los españoles sobre las venezolanas. Ya saben, son todas “misses y tontas”. Las actrices consiguen parecer lo segundo con pasmosa facilidad. Lo del acento venezolano, menos. Sobre todo cuando utilizan mejicanismos como “chamacote”. Una cosa es hablar universal mesetario y otra que te pidan otros acentos. Eso ya es un tour de force. Huevonadas, pues.