La historia es conocida pero habrá que volver a repetirla aquí, en esta serie dedicada a resaltar la universalidad de nuestro país, frente a quienes nos acusan de localismo y otras cosas peores. Ésta es la historia: Una de las obras maestras de la Literatura Universal, salida del genio literario del Premio Nobel Ernest Hemingway, tiene como protagonista a un canario. En efecto, el conejero Gregorio Fuentes, pescador canario emigrado en Cuba desde los once años de edad, sirvió para inspirar el relato El viejo y el mar y, más concretamente, su inmortal protagonista, Santiago.
Hemingway, que residió una temporada en Cuba, trabó conocimiento con este canario de Cojímar, a las afueras de La Habana, y compartió con él innumerables jornadas de pesca a bordo del Pilar, su embarcación de recreo. Durante esas jornadas, se afianzó una relación que Hemingway no dudaba en calificar de amistad. Así, cuando el escritor norteamericano imaginó una historia donde un viejo pescador veía desafiada su dignidad por un gigante marlin, no tuvo que ir muy lejos a la hora de retratar un personaje que ya conocía bien. Ernest Hemingway obtendría el prestigioso Pulitzer por El viejo y el mar y al año siguiente, el Nobel por toda su trayectoria literaria. Gregorio Fuentes falleció en Cuba en 2002, a los 104 años de edad sin abandonar la isla que lo acogió como cubano pero sin renegar de sus raíces.
«Sentía el olor a brea y estopa de la cubierta mientras dormía y sentía el olor de Africa que la brisa de tierra traía por la mañana. Generalmente, cuando olía la brisa de tierra despertaba y se vestía y se iba a despertar al muchacho. Pero esta noche el olor de la brisa de tierra vino muy temprano y él sabía que era demasiado temprano en su sueño y siguió soñando para ver los blancos picos de las islas que se levantaban del mar y luego soñaba con los diferentes puertos y fondeaderos de las Islas Canarias.» El viejo y el mar.
El relato de Hemingway conoció numerosas adaptaciones al séptimo arte. De todas ellas, la más famosa es sin duda la protagonizada por Spencer Tracy en 1958, meses antes del triunfo de la Revolución Cubana. Sin embargo, para cerrar esta entrada, les dejo la preciosista versión que realizara Alexander Petrov sobre esta historia inspirada en un pescador canario emigrado en Cuba.