Existe una memoria histórica propia, la nuestra, que no debe quedar sepultada bajo los muy loables intentos de restaurar la Memoria Histórica Española, vinculada a los sucesos derivados del golpe de estado franquista, la Dictadura y la tremenda e injusta chapuza que fue la Transición. Para bien o para mal, la historia de los atropellos, crímenes y torturas en Canarias es mucho más larga, como no podía ser de otra manera en un territorio que entró en la Modernidad de manera sangrienta, con un pueblo casi aniquilado por la vocación imperialista de Castilla. Creemos, con Francisco Javier González, que en Canarias tenemos más de una Memoria Histórica y a ellas, en un plural que dura ya seis siglos, dedicaremos esta serie que hoy comenzamos.
Comenzaremos con un episodio que sólo recientemente, de la mano de historiadores como Sergio Millares Cantero, ha gozado de cierto conocimiento por parte del gran público: el asesinato de los obreros en el Colegio Electoral de Molino de Viento el 15 de noviembre de 1911. Uno, que se formó como persona y correteó por esas calles, no deja de leer asombrado el relato del cruento atropello que supuso aquel abuso de autoridad caciquil y que culminó con el asesinato de seis obreros, simpatizantes del republicano federalista Franchy y Roca, y que habían acudido ante el posible pucherazo electoral por parte de las fuerzas liberales. Millares Cantero da cuenta con pluma de divulgador de tales sucesos, dejando testimonio de un hecho que bien mereciera el recordatorio de toda la sociedad canaria. Ahora que vivimos en época de retrocesos, honremos a aquella gente humilde que dio su vida nada más y nada menos que por que se respetara su voto. Recordemos, en primer lugar, sus nombres:Pedro Montenegro González, Cosme Ruiz Hernández, Juan Torres Luzardo, Vicente Hernández Vera, Juan Pérez Cubas y Juan Vargas Morales. Finalmente, agradezcamos los esfuerzos de la Comisión Organizadora del Centenario del 15 de Noviembre de 1911, que con sus trabajos el pasado año contribuyó a que esta terrible página de la Memoria Histórica Canaria no quedara sepultada por el olvido.