…es mía que la heredé de mis abuelos.» Así cantaba hace más de cinco años el grupo conejero Kardomillo. Hoy, tras la decisión unilateral y autoritaria del Consejo de Ministros al autorizar las prospecciones frente a las costas de Canarias, la letra y el mensaje de la canción cobran categoría de amenaza real. España vuelve a ignorar los intereses de su última posesión de ultramar, y como en el año 1986 con la OTAN, se olvidan que la voluntad de un pueblo nace para ser respetada.
Que se entere Repsol que esta playa no es de los gasolineros, es nuestra que la heredamos de nuestros abuelos. Que la poca vergüenza que le queda al señor Soria se le acabe en estas semanas en los actos y manifestaciones que van a tener lugar en el país contra las prospecciones de Repsol.