Llama la atención que el empresariado canario, siempre por detrás a la hora de asumir riesgos, acuse a aquella parte de la sociedad canaria, Gobierno incluido, que está en contra de las prospecciones petrolíferas, de querer propiciar una vuelta a “la Edad de Piedra”. Como si la reforma laboral, por ejemplo, que tanto defienden fuera el culmen del progreso de la Humanidad. Ignoran, porque les conviene, que no hay extracción petrolífera inocua alguna en el mundo y que es incompatible dedicarse al turismo y a la extracción petrolífera en el mismo sitio, como los populares valencianos y baleares tan bien saben. O como diría la madre de una amiga cubana, “uno no puede comer y cagar (con perdón) en el mismo sitio”.
Como resultante de esta sana y sincera preocupación de parte del empresariado canario –casualmente no el de Lanzarote y Fuerteventura- por que los canarios no nos quedemos atrasados y volvamos a los tiempos en que cambiábamos piezas de loza con las baratijas que nos traían de Europa –a modo de REF troglodita- los empresarios canarios, parte de ellos, están más alineados que nunca con el PP que teledirige Soria. Sin embargo, uno, que ha visto muchos virajes y cambios de chaqueta desde la Edad de Piedra, sabe que la conversión ecologista del Gobierno durará hasta que Madrid muerda el polvo de la derrota, se apreste a hacer las paces y la opción CEPSA-capitalistas canarios haya cristalizado. Ése sí que será el verdadero momento de la vuelta a la Edad de Piedra: cuando los más fuertes del clan nos obliguen a adorar un líquido negro que sale de las entrañas de la Tierra.