Para entendernos: Canarias tiene demasiadas cosas que la desunen (el pleito insular en todas sus variantes, principalmente) y muy pocos elementos de cohesión. Entre estos últimos, bien podría estar su creación literaria, como reflejo de una actividad cultural propia y singular de la que sentirnos orgullosos. Para este propósito, el Día de las Letras Canarias podría convertirse en una poderosa herramienta que, bien aprovechada, hiciera que entre los canarios aumentara exponencialmente el conocimiento de la misma así como la estima por su literatura y sus creadores. Y eso sólo sería el principio. Ahora bien, a la excelente idea de dedicar un día a nuestra literatura y creadores no la viene acompañando en los últimos años un empuje institucional, social y hasta privado merecedor de tal nombre. No pretendo analizar aquí cómo se ha llegado hasta ese punto sino que lo que sigue es una serie de propuestas deslavazadas que, quizás, en adecuado tono y forma, pudieran contribuir a revertir la tendencia de convertir el Día de las Letras Canarias en una efeméride insulsa, sin mayor arraigo y condenada a la desaparición.
En primer lugar, se echa en falta una mayor transparencia y eficiencia comunicativa en torno a todo lo que rodea a la efeméride. Se elige un homenajeado cada año y lo siguiente que se sabe acerca del asunto es la organización de algún acto institucional, tirando a modesto, un par de días antes del 21 de Febrero, el lanzamiento de una cuidada revista dirigida al público ya convencido y poco más. ¿Tanto cuesta tener una página web propia, dedicada en exclusiva al evento, donde, entre otras cosas se puedan recopilar los actos programados en los distintos municipios de las islas? ¿No podría ser esa misma página el lugar donde los profesores canarios, ávidos de impartir Contenidos Canarios, pudieran descargarse unidades didácticas sobre el autor homenajeado cada año y años anteriores? ¿No sería esto muy útil y necesario para que nuestros chiquillos crezcan amando nuestra literatura? Una web como la que imagino podría funcionar prácticamente como sede virtual del Día de las Letras Canarias y acabaría con el actual caótico panorama de iniciativas más llenas de buenas intenciones que de efectividad a la hora de llegar al público.
En otro orden, estoy seguro de que el Gobierno de Canarias encontraría entre nuestros propios creadores los mejores aliados para dar mayor realce a un día que debiera ser una fiesta. ¿Por qué no crear un galardón para elegir el mejor libro de literatura canaria cada año o el libro favorito o el autor revelación? No pienso en nada parecido al Premio Canarias de Literatura, que debe seguir existiendo y es otra cosa bien diferente, sino en algo más parecido a lo que hacen los británicos eligiendo su Booker Prize favorito: votando en la página web, por ejemplo. Sería un aliciente ver cómo alguien ve su talento reconocido, cómo el público opina, se expresa,… Se dejaría sentir un apoyo no puramente formal que podría verse correspondido con un aumento de las ventas. Paralelamente, también se podría usar esa fecha para reflexionar sobre el panorama editorial y literario en las islas, tomarlo como un punto de inflexión anual desde el que hacer balance, propuestas, críticas,… no en forma de simposio con cinta inaugural y canapés, sino como punto de encuentro, reunión y hasta proclama. También para eso sería utilísimo el Día de las Letras Canarias.
Aparte, ¿a qué esperan los libreros canarios para sacar tajada de esta fecha? ¿Tan poca confianza tienen en nuestra literatura que no se les ocurre sacar mesas a la calle y vender libros canarios ese día? Todas las tradiciones comienzan en algún momento y perfectamente pueden ellos arrogarse el comienzo de ésta: regalar un libro de literatura canaria el Día de las Letras Canarias. ¿Por qué no? ¿Quién o qué lo impide? Nuestro Gobierno debería animar al gremio a tomar la iniciativa. Igualmente, ¿por qué no coordinar la celebración de actividades en las bibliotecas municipales, insulares y universitarias, que aparecen ahora tan deslavazadas, cuando no inexistentes? Es un objetivo irrenunciable que el Día de las Letras Canarias sea celebrado en aquellos espacios que se suponen dedicados al noble arte de la literatura pero ¿es tan descabellado pensar que esta fecha podría trascender a los ámbitos exclusivamente literarios y llegar a las asociaciones juveniles, de jubilados, colectivos sociales, vecinales, etc. que, con el paso del tiempo y la fuerza de la costumbre, irían adquiriendo el vicio de incluir la literatura canaria entre sus preocupaciones, aunque sólo fuera porque cada año los canarios –Gobierno incluido- somos capaces de montar una buena y sana escandalera literaria?
Pienso que sólo en la mente de algunos se hallan los límites que han convertido al Día de las Letras Canarias en una celebración casi clandestina. Bien está que la sociedad civil tenga sus propias iniciativas sin esperar a que nadie se las imponga pero también será necesario que quien tiene la obligación y los medios para hacerlo se ponga urgentemente a la tarea de revivir y realzar el Día de las Letras Canarias como lo que debe ser: una celebración del hecho de ser canario a través de la literatura.