Víctor Ramírez sería nuestro primer Premio Nobel si las cosas en Canarias fueran diferentes, si no fueran tan parecidas a Sietesitios. Y Nos dejaron el muerto tendría mucha culpa de ello, pues este relato río, armado en torno a una situación ridícula como es que a uno le dejen un muerto en el salón de su casa y que ese muerto sea el del cacique, es ante todo un retrato de una Canarias que aún existe, en nuestros barrios, riscos, pueblos,… y que merece tener también su voz literaria. Esa voz es antes que la de ningún otro la del genial grancanario Víctor Ramírez, tan comprometido con su patria como con su literatura porque acaso sean la misma cosa.