Ésta pregunta es otro de los clásicos que salpican cualquier conversación que tenga como asunto una hipotética independencia de Canarias. Es muy eficaz para cortar de raíz dicha conversación o simplemente tratar de orate al iluso que se atrevió a pensar en las posibilidades de una Canarias independiente. Ni siquiera hace falta contestarla pues es mucho más eficaz cuando queda como pregunta retórica, sin respuesta, flotando en el ambiente. El que la lanza no necesita dar argumentos sino simplemente golpear a su interlocutor con la pregunta en la frente. Fin de la discusión. Se apoya la pregunta de marras en el preconcepto siguiente: a los canarios nos mantienen desde el Estado español, ergo, si se suspende dicha relación, los canarios no serían mantenidos ya, ni por España ni por nadie. Como rara vez alguien se atreve a contestar la preguntita, planteando alternativas, posibles vías, propuestas,…, este clásico del “no pensamiento” ha pasado a la categoría de los incontestables, argumentos “de autoridad”, casi dogmas, que no se pueden cuestionar. Y punto.
Bien, voy a atreverme a contestar. ¿De qué vamos a vivir? De nuestro turismo, una vez hayamos recuperado el control de la primera industria del país: de las tasas aeroportuarias pero también los servicios al turista, plazas hoteleras, extrahoteleras, etc., y todos los tributos que ahora mismo se recaudan en España aunque se originen en Canarias. De nuestras líneas aéreas, que harán un buen negocio con dicho turismo y que servirán para que nuestros profesionales del sector no tengan que marcharse. También de nuestras infraestructuras, especialmente los puertos, que serán fundamentales en el tráfico de mercancías África-Europa; de nuestro sector naval, que romperá con el monopolio español de Transmediterránea. Viviremos también de un sector primario que –una vez acabada la tremenda dependencia de España- podrá abastecer nuestras necesidades y también, por qué no, exportar productos de calidad. Viviremos también de importar y vender aquello que no podamos producir, sólo lo que no podamos producir. Los canarios viviremos de la industria alimentaria, volviendo a poner en pie todas aquellas fábricas que poco a poco fueron cayendo bajo el empuje de la dependencia y las multinacionales españolas. También viviremos de las industrias renovables, que aumentarán enormemente nuestra soberanía y supondrán un sector apetecible para los inversores canarios. Asimismo, podremos vivir de nuestra pesca, recuperados nuestros caladeros, y de la transformación de los productos de la mar, vendidos en el mercado canario y también en el extranjero: o sea, de algo que ya existió y de lo que España se apropió. Tendremos, como cualquier país desarrollado, la parte que nos toca de la industria de las nuevas tecnologías, y que nos convertirá en lugar de referencia de todo el África del Noroeste. Viviremos también de la cultura, de las artes, de la enseñanza,… y todo esto estará impregnado de nuestra vocación universal desde una raíz profundamente canaria… algo que mostraremos con orgullo a los que vienen creciendo y a todos los que nos visiten. También habrá parados, gente sin hogar, drogodependientes y reclusos, -deseemos que menos que los que existen ahora- pues ninguna sociedad es perfecta y Canarias también tiene derecho a equivocarse y no sólo los Estados que se formaron en el siglo XV. En fin, viviremos, como cualquier país, de muchas cosas diferentes, lo cual es lo más normal del mundo. Admito que puedo haber cometido el error de soñar en este párrafo que ahora termina. Ahora bien, de lo que nadie me podrá acusar es de dejar la infausta pregunta sin respuesta.
P.S: Siéntanse libres de completar esta entrada con todas aquellas ideas acerca de lo que poder vivir…