Años llevan vendiéndonos (y nosotros comprando sin pensarlo mucho) las bondades de la dieta mediterránea. Por fin alguien parece haberse dado cuenta de que lo propio puede ser tan beneficioso como lo ajeno. Con el valor añadido, además, de que al ser una dieta propia, sus ingredientes son productos que tenemos al alcance de la mano, en nuestros propios campos.
Hablo de la dieta atlántica. En una iniciativa incluida en la campaña «Firgas de corazón», un grupo de cocineros de los Hoteles Escuela Canarios han presentado una serie de menús dentro esta dieta, en los que destaca, entre otros valores, sus propiedades cardiosaludables. Así lo avala la Sociedad Canaria de Cardiología.