Dice José Manuel Blecua, Director de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), que en ningún sitio se habla el mejor español del mundo. Vaya, parece que algo hemos avanzado desde esa visión centralista, discriminatoria y lingücista que dictaminaba que el español castellano debía servir de ejemplo y modelo no solo a los pueblos del Estado Español, sino del mundo hispánico en su conjunto.
Algo hemos avanzado, como digo. La RAE, que limpia, fija y da esplendor, ha renunciado en este último trabajo a su lema, y por la vía descriptiva nos muestra algunas de las variedades dialécticas del español (tomen nota del lugar de dónde provienen las muestras, que ni mucho menos, incluyen todas ni la mayoría de las variantes de nuestro común idioma). Estos pasos son positivos, desde luego, y hace ya algunos años que los carcas centralistas que poblaban esta institución (preferimos pensar que toca hablar en pasado, y el Sr. Blecua nos da razones para ello), comprendieron que la era de la imposición castellana había quedado atrás. Este trabajo, como otros anteriores, es fruto de la colaboración de las academias de la lengua, en plural. Este conjuntos de instituciones aúna especialistas de Europa, América (EEUU, incluídos) y Asia (con Filipinas).
Esta es la situación. La meca del lingüicismo español, más que evolucionar, se ha revolucionado en las últimas décadas, y ahora defiende abiertamente que todas las variedades del habla están en pie de igualdad. ¿Y en Canarias? ¿Quién defiende qué?
En Canarias tenemos una Academia Canaria de la Lengua que está realizando una interesante labor investigadora, pero que prácticamente ha dimitido de su función divulgadora: es cien veces más fácil encontrar una referencia a la Fundeu en un medio de comunicación o en la red en Canarias, que a la Academia. ¿Pasotismo de los académicos? ¿Falta de visión? ¿Desinterés por parte de los medios? El motivo, no lo conozco; pero los resultados están a la vista (o más bien, escondidos).
En Canarias tenemos una radiotelevisión que ha optado por un modelo populista en el que, aunque se ha normalizado el uso de nuestro habla si lo comparamos con el pasado, no es raro encontrar emisiones donde hacer chanza de nuestra manera de hablar continúa siendo su leitmotiv. A eso se le añade la confusión entre cultura y espectáculos que el director general del ente ha dejado bien claro es línea editorial, y un cierto sabor por los sucesos luctuosos donde las variantes más populares de nuestro habla se convierten en sinónimos de marginalidad, violencia y morbo subeteleaudiencias. No mucho donde rascar, la verdad. Si no fuera porque dentro del ente hay buenos profesionales que, a pesar de la línea editorial, y de las limitaciones que se les imponen, logran sacar adelante productos más que dignos.
Luego están las redes sociales. En ellas podemos saborear el neovosotrismo que los neoprogres supercool están empeñados en imponernos a todos. Se trata de una variedad del habla canaria salpicada de castellanismos, sobre todo gramaticales, que demuestran -supuestamente- el alto grado de cultura y de apertura universalista del ente escribidor. En esta página hemos dicho muchas veces lo que pensamos sobre este fenómento, así que no me extenderé en mi apreciación del mismo. Se trata de una tendencia sumamente artificial y esnob que, lamentablemente, está encontrando eco en cierto público que se presta a esta forma de deslealtad lingüística.
Por último, me voy a referir a la gofiosfera, la blogosfera canaria. Aquí el panorma (al igual que en las redes sociales) es más heterogéneo. Me voy a centrar aquí en dos ejemplos positivos. La revista cultural Bienmesabe y El Cloquido: fonoteca de las Islas Canarias. En la primera, el uso de nuestra variedad lingüística se da de manera fresca y vital. Sin dudas ni ambages. Se encuentran allí, además, con frecuencia, interesantes artículos sobre lingüística, enseñanza de la lengua, y otros ámbitos relacionados con nuestra lengua y nuestro habla. En la segunda, contamos con un conjunto de muestras de nuestras hablas insulares y locales cada vez más completo y detallado. Una auténtica joya para los oídos de todos y una mina para los especialistas y los aficionados a la lingüística por igual. Curioso que los mismos medios de comunciación, blogs y cátedras universitarias que saltan de alegría cuando la RAE o la Fundeu dicen esta boca es mía no hayan prestado atención a El Cloquido que, sin recibir subvención o ayuda pública alguna, proporciona un servicio y está realizando una tarea de gran importancia social y cultural.
La conclusión que extraígo yo de la evolución (positiva) de la RAE y del desconcierto (generalizado) de nuestra sociedad canaria con respecto a la lengua que nos emparenta y nos une con los demás pueblos hispanohablantes, y a la variedad de la misma que nos identifica como pueblo diferente que aporta su gota de originalidad a este gran océano lingüístico, es que queda mucho trabajo por hacer.
El mundo evoluciona y algunos canarios, en nombre de un supuesto universalismo vacío y copión, no quieren evolucionar con él. Qué etérea paradoja, amigos.