
La noticia de la implantación del Distrito Único Universitario es un excelente primer paso hacia la vertebración de Canarias y sus estudios superiores. Atrás parecen quedar los tan empobrecedores como agotadores pleitos insulares que han dado el panorama actual: dos universidades débiles, con una deficiente inversión, escasa pujanza investigadora (salvo en terrenos muy concretos) y que, sin embargo, dan cabida a unos cincuenta mil jóvenes canarios cada año. Parece abrirse ahora una nueva etapa de cooperación y hasta complementariedad que arranca de diversos puntos de partida: los sucesivos intentos por parte de distintas comisiones interuniversitarias; el más reciente Campus Atlántico Tricontinental, en el que colaboran codo a codo la Universidad de La Laguna y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y, por qué no, la actual crisis económica, que obliga a racionalizar recursos y ser eficientes donde tantas veces se priorizó una mal entendida competencia. Cabe ser moderadamente optimistas y pensar que estamos ante un paso adelante hacia lo que sería deseable: una única Universidad Canaria, descentralizada, sin innecesarias duplicidades, con facultades complementarias, anclada en la realidad geográfica archipielágica de nuestro país, avanzada en los estudios a distancias, sin plantillas sobredimensionadas,… y que pudiera dedicar el inmenso ahorro derivado de la creación de tal universidad a una política de becas, digna de tal nombre. Desde hoy mismo, un sueño cada vez más al alcance de la mano.
P.S: Columna emitida en «El Correíllo Informativo», de Canarias Ahora Radio, del día 15 de diciembre de 2011.