Hace un par de meses hablábamos de Ryanair, de los tejemanejes que se trae entre manos y de la posición dominante que tiene ahora en el sector del transporte aéreo gracias a las subvenciones, todo ello con el beneplácito ciego y cortoplacista de Gobierno y Cabildos. Alertábamos de lo peligroso que resulta hacer depender de una compañía ventajista una parte tan importante del negocio turístico y exponíamos sus prácticas chantajistas, repetidas una y otra vez.
Pues bien, esta misma semana Ryanair amenazó con dejar de operar en todo el estado si el gobierno de España no le retira las 34 multas que se le han impuesto por irregularidades en los embarques, por problemas relacionados con los derechos de los pasajeros y por ruidos. En una carta dirigida al ministro de Fomento, y que publica el blog de Antonio Garzón, el presidente de la aerolínea exige que se le levanten las sanciones o de lo contrario iniciarán el proceso de suprimir vuelos, rutas, tráfico y puestos de trabajo en los aeropuertos españoles.
Así funciona Ryanair: las normativas y la competencia en igualdad de condiciones no son para ellos, ellos están por encima de la ley. Lo suyo son las amenazas. Si no les das lo que piden, se largan. Y sí, no sería mala solución que cogieran la chaqueta y no volvieran, si no fuera por la jugada estratégica de nuestros gobernantes de permitirles copar el transporte aéreo de turistas: ya prevén traer 4,5 millones de turistas anuales, que no traen otras compañías que han tenido que cerrar sus rutas al no poder competir con las subvenciones de la irlandesa.
¿Qué pasará en Canarias si Ryanair decide de buenas a primeras que se va?