
Ahora que la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria corre a homenajear con su Doctorado Honoris Causa al Nobel Mario Vargas Llosa, quiero recordar que durante años habitó entre nosotros otro Premio Nobel, en medio del ninguneo generalizado por parte de los administradores de la cosa cultural canaria amén de la clase política isleña. Sólo en la Fundación César Manrique, que no está precisamente a bien con las autoridades conejeras, por poner un ejemplo, encontró José Saramago –a él me refería- cierto socaire. Ahora leo que su casa será un museo. Es una excelente idea pero hoy me apetecía compartir con ustedes tan singular doble vara de medir.