
Mientras algunos se desviven por hacer la reverencia más ridícula a la Casa Real española, cambiando su tradicional etiqueta, renegando de sus orígenes, ocultando su procedencia,… otros son bastante más vivos y se apresuran a vender el ron miel como producto local mallorquín. Esta entrada no es un ataque a quien vio claro el negocio y trató de sacar partido de él -en este caso los fabricantes del tradicional licor de hierbas mallorquín Túnel– sino a la tremenda pasividad y desnorte del empresariado canario, que se la pasa mirando a los celajes. Deberá pensar que por allí vienen las subvenciones. Y mientras tanto, la legítima aspiración de conseguir una denominación de origen para el ron canario, que no es sino reconocer nuestra tradición ronera, parte de nuestra historia al fin y al cabo, duerme en el limbo de los sueños, donde duermen tantas otras buenas ideas, que nuestro torpe e ignorante empresariado ni se huele…