Haciendo limpieza de papeles me encuentro con un artículo interesantísimo: McJabalí. Indignación en Francia: Asterix en la publicidad de McDonald´s.
El gigante americano de la comida rápida tuvo la mala idea de anunciarse en Francia con los irreductibles galos, Uderzo tuvo la peor idea de dar su consentimiento y lo que consiguieron fue una calentura monumental de los franceses, indignados por ver uno de sus símbolos convertido en mera imagen comercial, encima anunciando comida rápida, precisamente en Francia, que se considera cuna de la haute cuisine.
La chispa prendió en varios blogs y de ahí saltó el fuego a los medios, primero franceses (TF1, Le Monde, Le Figaro) y después internacionales (Daily Telegraph, Süddeutsche Zeitung, El Mundo, RTVE, Reuters), que se hacían eco todos del enfado francés por lo que muchos percibieron como un uso indigno de un héroe de la infancia, un símbolo nacional.
Dice el Süddeutsche Zeitung: «La carajera es comprensible, puesto que en Francia las historietas de Asterix no son sólo cómics de éxito, sino una especie de epopeya nacional. Muchos franceses se identifican con los rebeldes galos, que defienden su independencia e individualismo con valor, astucia, humor y un poco de magia. Al igual que la aldea gala resiste a los romanos, Francia se ve a sí misma como contrapeso al asalto global de la cultura norteamericana».
La carajera es comprensible. Todo no vale para comprar y vender, todo no vale como mercancía, todo no vale como mero producto comercial. Hay sentimientos y emociones, símbolos en definitiva de una colectividad que, se quiera o no, están mucho más allá de la ley de la oferta y la demanda.