Paso unos días en Canarias y, como siempre, aunque esta vez la estancia haya sido corta, me llevo de vuelta mil impresiones y sensaciones sobre las que reflexionar. Muchas de ellas terminan de tomar forma días después de haber abandonado las islas, necesitan su tiempo. Otras se me aparecen clarísimas desde el primer momento. Es lo que me ocurrió con las dos noticias que les quiero comentar, y que son el reflejo práctico, tangible, y contrastable de muchas de las ideas que contínuamente planteamos en Tamaimos.
Primera noticia: Lidl se instala en Gáldar. El alcalde Teodoro Sosa y toda la corporación municipal muestran su satisfacción y hablan del “efecto dinamizador del comercio y el empleo en el municipio” que tendrá el supermercado alemán. Calculan los regidores que el súper dará empleo a 60 personas, más los que participen en las labores de construcción. Lo que no explican es cómo va a dinamizar nada un comercio grande que poca mercancía comprará a distribuidores galdenses ni canarios, sino que se la traerá casi toda de fuera; tampoco hablan de las consecuencias (yo no las llamaría “dinamización” precisamente) que tendrá la instalación de esta gran superficie en el pequeño comercio y las pymes de Gáldar, que son las verdaderas creadoras de empleo y tejido empresarial; no dicen tampoco cuántos empleos se podrían perder en Gáldar en el pequeño comercio y las pymes; ni se menciona el pequeño detalle de que Lidl es una empresa extranjera, con sede en el extranjero, cuyos beneficios generados en Gáldar o Canarias, por tanto, revertirán en lugares alejados de estas islas. La riqueza generada aquí se disfrutará en otro sitio. Me suena. Ni pío tampoco de los problemas que acumula Lidl.
Segunda noticia: la empresa Canary Cactus es el mayor productor y comercializador de plantas cactáceas del mundo. La empresa, hoy radicada en Güímar, exporta el 90% de lo que produce a Europa y Asia, y es una empresa moderna que no sólo supera a sus competidores, sino que da empleo a 90 personas. Comenzó en los años 80 siendo una pequeña finca en Candelaria. Es un ejemplo de lo que puede lograr una empresa del sector local, integrada en el tejido empresarial, que apueste por la innovación y el buen hacer. Los beneficios, además, no se van a otro sitio, sino que revierten en Canarias. Curiosamente su fundador, Norbert Kropf, es alemán; en las noticias de la TV autonómica canaria le oí decir que Canarias tenía una muy buena infraestructura para la exportación (nada de lejanía, nada de aislamiento, nada de desventaja…). La referencia a la nacionalidad de Kropf no es fortuita, y es que no estoy seguro de que un canario hubiera confiado como él en las posibilidades de Canarias para ir a lo grande, sin dejarse llevar por lor típicos prejuicios que tanto abundan entre nosotros, los isleños. Confianza y asertividad no parecen faltarle a Kropf: la página web de la empresa, en construcción, nos saluda sólo en idioma alemán.
Creo que no hace falta mayor explicación. En la primera noticia el alcalde y demás políticos no se enteran (o no se quieren enterar) de lo que es apostar por el futuro de la gente, del país, prefieren confiar en que nos lo resuelvan todo los de fuera, que se mojen ellos que a nosotros nos basta con los ciscos. Es más fácil y lleva menos tiempo que valernos por nosotros mismos. En la segunda tenemos lo que podemos lograr trabajando desde abajo, con el regusto a duda de si un canario hubiera tenido la misma confianza.
CODA: Dice Marcial Morera en su obra En defensa del habla canaria, p. 79: “Este sometimiento a los valores centralistas ha determinado que el isleño sienta una profunda desconfianza hacia las capacidades de sus paisanos, una profunda sensación de orfandad. Por ello, prefiere ser representado por un forastero antes que por una persona de su tierra. Esto explica que, cuando en el Archipiélago se intenta poner en marcha un proyecto de envergadura, el primer impulso del hombre de las Islas sea, por lo general, traer un “jefe” o un “capataz” de fuera”.