Conocen ustedes tan bien como yo lo que supuso el episodio de la “caza de brujas” estadounidense llevada a cabo por el Senador McCarthy y el Comité de Actividades Antiamericanas a mediados de los años cincuenta en los Estados Unidos. Hubo entonces periodistas, políticos, artistas, etc. que alzaron su voz contra los desmanes de la paranoia instigada por aquel senador, sin embargo también hubo, periodistas entre otros, que se sumaron a la locura y se convirtieron hasta en ariete de la histeria colectiva.
La caza de brujas llegó a Canarias. Ahora no son los comunistas o los homosexuales los perseguidos. Les toca a los nacionalistas, soberanistas, independentistas,… gente que va en contra del pensamiento políticamente correcto, único por lo visto, según el cual todo lo que no sea pensar que Canarias es España y punto, debe ser exterminado de la faz de la Tierra. Actúa ahora de “tonto útil” –no estoy seguro de que ésta sea la expresión adecuada, pues Lenin la acuñó para los intelectuales- el graduado en la universidad de la vida Pedro Guerra y los periódicos de Editorial Prensa Ibérica. Espero que no le importe que lo mente con nombre y apellido puesto que él se ha permitido citar de igual manera a sindicalistas y activistas sociales que asistieron a una charla de independentistas vascos hace un año. El objetivo: exponerlos públicamente, hacerlos pasar casi por amigos de terroristas, desprestigiarlos, echarles lodo encima,… Sin embargo, el tiro les está saliendo por la culata y luego explicaré por qué.
Es la caza de brujas, desde siempre, un mecanismo muy útil para desviar la atención de asuntos más importantes. No hablemos pues del treinta por ciento de paro que asuela a las islas, por ejemplo, ni de los numerosos escándalos de la política en Canarias, no sea que el señor Soria nos quite la publicidad: señalemos a cuatro personas, a las que «tenemos controladas», tratemos de meterles el miedo en el cuerpo y presentémoslas como simpatizantes de etarras. A este juego se ha prestado Editorial Prensa Ibérica de la mano de un aficionado del periodismo, que ayer nos deleitaba con una primicia de rabiosa actualidad: Intersindical Canaria se declara soberanista desde el año 94. Y además, dice, “ya no se esconden”. No se entera, el informador desinformado. ¿Dónde estuvo Pedro Guerra todos estos años? ¿Debajo del agua? Que Intersindical Canaria es un sindicato soberanista lo sabe hasta mi sobrina de cinco años y, desde luego, se podrá acusar de muchas cosas a Intersindical pero no de esconderlo precisamente. ¿Por qué habría de hacerlo? ¿Es acaso un delito? Según parece, en la preclara mente de Pedro Guerra y quienes le permiten publicar sus patojadas con pretensiones de periodismo de investigación, debe serlo.
Sin embargo, no todo está perdido. No puede estarlo. Junto al amateurismo irresponsable, hemos conocido ejemplares muestras de lo que debe ser el periodismo, la ética periodística y la opinión de un periodista, siempre a la vanguardia en la defensa de las libertades. Porque de eso es de lo que se trata, básicamente: de si estamos a favor de que los ciudadanos canarios puedan apoyar el proyecto político que más les plazca o de si queremos caminar hacia una sociedad totalitarista, donde todo lo que se salga del pensamiento políticamente correcto sea señalado y perseguido. Ésos que se llenan la boca con la defensa de la Constitución española, ¿por qué no repasan ahora los artículos 16, 18, 19 y 20, donde se reconocen nuestros derechos y libertades a, por ejemplo, no ser perseguidos por razones ideológicas? Pero, insisto, yo soy optimista. Yo creo que alguien objetivo, con ética profesional, visión periodística, amor a su oficio,… pondrá fin a todo esto dentro de Editorial Prensa Ibérica. Alguien le dirá a este señor: “Es usted todo lo contrario de lo que debe ser nuestra bella profesión y no le vamos a permitir que use nuestros periódicos para la persecución política”. Esto pasará, más temprano que tarde, estoy seguro. Y cuando eso pase, Canarias será un lugar mejor, porque la gente podrá ser políticamente lo que le venga en gana, sin temor de ser señalados ni hostigados por ningún advenedizo del periodismo.
Les decía más arriba que les está saliendo el tiro por la culata. Las muestras de apoyo y solidaridad públicas y privadas con los señalados por el artículo de Pedro Guerra son abrumadoras. La sociedad canaria ha sabido reaccionar y se ha puesto en pie ante un hecho tan grave. Militantes de base de partidos como Nueva Canarias y Coalición Canaria, también dirigentes, organizaciones sociales, activistas en la red,… se han pronunciado públicamente mostrando su indignación por esta campaña mediática que ahora encarna Pedro Guerra como pudo haberlo hecho cualquier otro que se hubiera prestado a estos manejos. En próximas horas seguramente veremos más reacciones a diferentes niveles. Creo que debemos felicitarnos por haber sabido plantarnos ante una caza de brujas que hacía preguntarse a más de uno quién sería el próximo: ¿Nueva Canarias? ¿Alternativa Sí Se Puede? ¿el S.O.C.? ¿Tamaimos quizá? La anécdota puede ser apócrifa pero viene al caso. El filósofo trascendentalista norteamericano Ralph Waldo Emerson corrió a visitar a su amigo Henry David Thoreau cuando se enteró de que lo habían encarcelado por su negativa a contribuir con la guerra contra México. Emerson, viéndolo tras las rejas, le preguntó: “¿Por qué estás aquí?”. Thoreau no pudo evitar responder a su buen amigo. “¿Y tú? ¿Por qué no estás aquí?”. La sociedad civil canaria esta vez sí ha sabido estar donde tenía que estar.