El próximo día 21 de febrero se celebrará el Día de las Letras Canarias. Como bien sabrán los habituales de Tamaimos, desde este blog hemos defendido públicamente la idea de que dicha fecha sea dedicada en su próxima edición de 2010 al ensayista Manuel Alemán, en recuerdo de su monumental Psicología del Hombre Canario. Como esta obra es inmortal, no pasará nada porque no se le otorgue este año tal distinción, más allá de perder la oportunidad de hacerla coincidir con el treinta aniversario de su publicación. Fuere como fuere, el caso es que la celebración de las Letras Canarias se ha ido abriendo paso entre las citas culturales importantes de las islas. No sobran las ocasiones en las que se celebre la creación cultural y artística canaria de manera pública y oficial. Estamos más acostumbrados a la indefinición y el ocultamiento en una tierra siempre presta a denostar a sus creadores, acogiendo con ligereza cualquier mediocridad venida de allende los mares por el simple hecho de “ser de fuera”. Así sucede con el sucursalismo cultural, primo hermano de los sucursalismos ideológico y político.
Si esto es así, si las Letras Canarias han conseguido poquito a poco, a pesar de dichos sucursalismos, abrirse paso, merece este esfuerzo encontrar una recompensa mayor entre los ciudadanos canarios. Se me ocurre que a ello bien pueden contribuir los empresarios del sector editorial de las islas, un sector que no atraviesa una mala época y que debe tener entre sus intereses la promoción de la cultura, la creación literaria de la tierra en la que echa raíces. ¿Qué mejor entonces que ponerse manos a la obra y celebrar por todo lo alto el próximo Día de las Letras Canarias? ¿No sería una buena idea dedicar esfuerzos y recursos a promover el acercamiento del público canario a la literatura de las islas? ¿No cabría una campaña conjunta del sector editorial –gustosamente colaborarían las instituciones, quiero pensar- para fomentar la compra y la lectura de obras de autores canarios en esa fecha tan señalada? ¿Una semana de la literatura canaria? ¿Involucrar a las universidades isleñas y demás centros educativos? ¿Bibliotecas públicas volcadas con la celebración? ¿Librerías con stands invitando a comprar libros canarios en la misma calle? ¿Representaciones teatrales, cuentacuentos, recitales poéticos,… una auténtica celebración de la literatura canaria, de nuestra cultura? Desde ya lanzamos este envite que no es sino un grito decidido en defensa de nuestra propia voz, la que nuestros escritores plasmaron en sus textos y que no debe morir jamás. Recojamos la piedra entregada por Manuel Padorno en su indispensable “Sobre la indiferencia y el ocultamiento: la indefinición cultural canaria” y devolvámosla a cada uno de los canarios, ya no piedra, sino la voz perenne de la cultura canaria, atlántica y universal.