Cuando algunos de ustedes lean esta entrada estaré en algún lugar indeterminado del Océano Atlántico, a no sé cuántos pies de altura, rumbo a Venezuela. A la cercanía emocional con este país que siempre ha rodeado a los canarios se une ahora en mí un interés por conocer de primera mano, sin mediaciones, el proceso bolivariano, sus alcances, sus límites, sus debilidades y sus fortalezas. El volumen de información que llega a la Europa Occidental acerca de la situación actual en Venezuela casi más impide que ayuda a formarse una idea desprejuiciada acerca de un proceso que cuenta con el apoyo de una buena parte de la sociedad venezolana así como el rechazo de otra buena parte. Así lo llevan diciendo las urnas tozudamente desde hace más de diez años. Voy con ojos y oídos bien abiertos. Seguramente, a la vuelta, habrá oportunidad de debatir sobre estos y otros asuntos.