Un amigo me envía un artículo sobre la presentación de un libro sobre Agustín de Bethencourt en San Petersburgo. Esta iniciativa, respaldada por el programa Septenio del Gobierno de Canarias, me parece bien y en esta línea creo que se debería seguir. Estuve en la presentación del libro que se hizo en Bruselas y tengo que decir, sin embargo, que salí de la misma decepcionado: se realizó en una pequeña sala y la entrada al mismo era restringida. Además, Isidoro Sánchez leyó un texto durante casi cuarenta minutos, quitándole protagonismo al autor (además de tiempo y paciencia al auditorio). Espero que este no sea el caso en San Petersburgo.
Otra cuestión que me viene a la mente es: ¿cuánta gente conoce en Canarias la figura de Bethencourt? ¿La conocen en profundidad al menos nuestros ingenieros? Porque esta sería quizá una labor prioritaria: que cada niño canario conociera quién fue Agustín de Bethencourt.
En definitiva aplaudo la labor del autor del libro (desde aquí, una vez más, mi felicitación) y la iniciativa de la Consejería, al tiempo que cuestiono el alcance real de este proyecto de minipresentaciones selectivas con cámara de televisión de por medio trucando los «superefectos» de lo ocurrido.
No dejen de leer lo que puedan sobre Bethencourt: es un personaje digno de la mejor novela histórica o del mejor guión de Hollywood.