Chiquita carajera la que se está montando a cuenta de la Feria de Abril en la ciudad de Las Palmas. Resulta que uno ha estado investigando por ahí y encuentra información tan interesante como la que se recoge en su blog José Luis Sandoval, dando cuenta de las dificultades económicas por las que atravesaría la brillante idea. Asimismo, en este mismo blog, se informa acerca de las diferentes protestas que, tanto en la red como en la calle, encuentra la Feria de Abril de la ciudad de Las Palmas, así como la errática política cultural de los socialistas capitalinos. Sobresale la iniciativa de los jóvenes de Nueva Canarias, que proponen una concentración para el domingo 19 a las 21:00 en el lugar de clausura de la Feria. Supongo que dicha iniciativa será equivalente en el municipio de San Bartolomé de Tirajana –Tunte, en canario-, municipio donde gobierna Nueva Canarias y donde también se celebra otra Feria de Abril. A mí juicio, lo verdaderamente reprobable de todo esto es la implicación de poderes públicos en actos de cuestionable valía cultural, en un contexto económico angustioso y habida cuenta de la dejadez en que dichas instituciones tienen a tantas y tantas expresiones culturales autóctonas, vernáculas, antiguas y modernas. En absoluto se cuestiona el derecho de una comunidad afincada en Canarias a celebrar una fiesta propia. Antes bien, más nos gustaría que otras comunidades de igual o mayor raigambre se visibilizaran más y mejor en nuestra sociedad isleña a través de sus fiestas, y no sólo: hindúes, árabes, venezolanos, uruguayos,… ¿Encontrarían ellos el apoyo público? Así las cosas, además de protestar, nos queda recordar las palabras de Manuel Alemán en su enorme Psicología del hombre canario: “El mimetismo como actitud imitativa del exterior es otra constante en el estilo comportamental del hombre canario. Y es la propia estructuración de la sociedad la que ha generado su situación mimética. (…) Todos los pueblos dominados han sufrido este fenómeno de “infancia psicológica”, convirtiéndose en pueblos imitadores para así, en la seguridad del “padre”, paliar la incertidumbre de su inconsistencia. Y este es el caso de Canarias. Parece como si el temor al “padre”, en nuestro caso Castilla-Europa, le impulsara a imitarlo para así evitar su enfado y su amenaza”. Basta ya de este mimetismo estéril en el que jamás vamos a encontrarnos a nosotros mismos.