Un país es sobre todo su gente y su territorio. Canarias no está cuidando ninguna de las dos cosas. De lo segundo se habla y se seguirá hablando mucho. Tamaimos no va a ser una excepción. De lo primero se suele hablar menos y es, sin embargo, con toda seguridad lo más importante. Leo con pena una noticia que desgraciadamente pasará inadvertida: El 35 % de los canarios de entre 18 y 24 años no terminó Secundaria. Una estadística así condena a un altísimo porcentaje de las próximas generaciones de canarios a un camino más tortuoso, a expectativas más bajas, horizontes más estrechos,… acentuará la ya de por sí marcada división del trabajo y bipolarización de la sociedad canaria. Mientras en otros lugares estas estadísticas muestran una acusada tendencia a la baja, en las islas sólo se ha logrado reducir esta tasa de abandono en un 4 % durante la última década. Según parece, la bonanza económica del binomio construcción-turismo ha permitido y hasta alentado la creencia de que «la educación no es un problema» y prepararse académicamente es un engorro del que hay que librarse cuanto antes, para acceder a la vida real, desde el andamio o la bandeja. Hoy muchos de los que sostenían ese razonamiento engruesan las listas del paro esperando por un trabajo que no llega o viendo ofertas a las que no pueden aspirar. Es fundamental para un país pequeño que su gente se cualifique hasta los niveles más altos posibles, basar su competitividad en una excelente preparación en sentido amplio y Canarias no va a ser ninguna excepción. Es urgente reducir la tasa de abandono actual, revertir esta tendencia peligrosísima que puede acabar por hacer que los canarios no abandonen solamente los institutos sino, como antes, la tierra que los vio nacer.