No me negarán que de un tiempo a esta parte el tema estrella es la dignidad. El PSOE se embarca en una cruzada para restituirnos la “dignidad de ser canario en España”, que no sabía yo que ser canario fuera indigno. Me pregunto si el problema no tendrá más que ver con la baja autoestima y cierto complejo de los señores socialistas, más bien. Por su parte, CC también hace su interpretación de la dignidad canaria (o más bien la falta de) con su infame Decálogo de la amabilidad, que ya tratamos en esta entrada. Ahora es el cabildo de Fuerteventura, o sea PP con CC, el que se sube al carro de la (in)dignidad con una campaña para fomentar el buen trato a los turistas. No me voy a extender porque ya quedó claro lo que pensamos los tamaimos al respecto en nuestro podcast 2, pero tampoco quiero dejar pasar la perla de Águeda Montelongo, que dice que “a todos nos gusta que nos traten bien y que esté todo cuidado cuando viajamos». Qué razón tiene. Pero ¿y a los extranjeros quién les enseña respeto y buenos modales?
Vivimos permanentemente preocupados por la imagen que damos al turista (ellos, angelitos, no tienen esas preocupaciones; lo tomas o lo dejas), por el cómo nos ven, por el qué pensarán de nosotros, por el qué dirán. Pues bien, en primicia y en exclusiva para Tamaimos, yo les voy a revelar exactamente qué impresión tienen los turistas de los canarios: ninguna.
En los últimos diez años he residido en tres países europeos diferentes y la reacción ha sido siempre la misma: “no sabía que en Canarias vivía gente”, “no sabía que se podía ser de allí”, “imagino que tú vives en la península y vas a Canarias a trabajar”. Los canarios simplemente no existimos, somos invisibles. Cosa normal, por otro lado, cuando nos esforzamos en dar una imagen de Canarias limitada a sol, playa, hoteles, alcohol barato y diversión. Por eso para los europeos no somos más que un parque temático del cual ellos son clientes. Y como clientes que pagan (por cierto, ¿quién cobra?) tienen todo el derecho. Los canarios somos figurantes o empleados del parque. Pero muy dignos, ¿eh?
En España, salvando las distancias, la situación es prácticamente igual. Nadie tiene la menor noción real de qué es Canarias y quiénes somos los canarios, a parte de gente que se pasa el tiempo en la playa. Sin embargo, no todo es malo y hay que agradecer a nuestros políticos que ya estén trabajando para cambiar la situación: ahora por fin toda España conoce a Esther Sarrautte y tiene una idea clara de cómo las gastamos los canarios. Que se enteren de que somos dignos.
Una última cosa: ¿quiénes respaldaron con su voto a los responsables de estas campañas humillantes? ¿Quién votó a los que promueven una imagen falsa de las islas? ¿Quién eligió a representantes políticos incapaces de hacer la o con un canuto?
Fuimos nosotros, los invisibles.