
Publicado originalmente el 22 de febrero de 2018
Estoy convencido de que si Pino Ojeda (1916-2002) estuviera entre nosotros, iría a la Huelga de Mujeres del próximo 8 de marzo. Hablamos de una auténtica iniciadora en reivindicaciones y en su papel artístico. Una mujer que luchó por no depender de nadie, por ser independiente y abrir campos donde no los había. Una artista total, que cultivó la poesía y la pintura, influenciada por sus ansias de libertad y por varios hechos traumáticos en su vida. Hablamos de una poetiza peculiar, que firmaba con su nombre todo junto, Pinojeda, y que publicó en vida cinco libros de poesía, que escribió al menos una quincena más, un sexto que vio la luz a título póstumo y otros muchos artículos en revistas literarias de prestigio de la época. Pino Ojeda es la escritora a quien se dedica el Día de las Letras Canarias 2018.
Nació en El Palmar (Teror) en 1916. Su padre se fue a Cuba. Al poco de volver, viejo, enfermo y cansado, murió. Pino era apenas una niña. Cuando cumple la mayoría de edad comienza a trabajar como secretaria en un sindicato. La vida le había hecho madurar antes de tiempo. Conoce al que será su esposo, Domingo Doreste, y abandona sus estudios y su trabajo por él. Sin embargo, pronto retoma su actividad, la poetisa siempre luchó por su independencia, esta solo fue la primera ocasión. Domingo es obligado a acudir al frente. Una realidad que a veces pasamos por alto, las personas a las que la Guerra ni les va ni les viene y son mandados a la fuerza a morir por un conflicto ajeno. Lo cierto es que su marido muere en 1939 en la batalla de Extremadura, en un hecho traumático que marcaría su poesía y su vida.
Su hijo nace poco después. Ella no tiene fuerzas para criarlo y queda sumida en una importante depresión. Pero de ese bache sale airosa y con ganas de avanzar. Comienza a escribir en Mensaje, una revista literaria en la que salen sus primeros poemas. Su primer libro ve la luz en 1947, titulado Niebla de sueño. Un segundo hecho traumático en su vida fue la muerte de su hermana Juana, más joven que ella. Pino Ojeda va tejiendo una poesía intimista y melancólica. En 1954 publica Como fruto en el árbol, donde se incluye su conocido poema «Te busqué por los sueños»: «Te busqué por el tiempo, por los siglos:/ fríos cementerios no tenían tu nombre./ Tú eras un signo, un signo de ave/ y nadie, nadie podría encontrarte./ Te busqué por los sueños:/ Por los sueños, tú me estabas esperando».
Ojeda fue una mujer muy inquieta. Fundó la revista Alisio. Hojas de Poesía en 1952 y en esa misma década abre la primera galería de arte regentada por una mujer, en el Paseo de Las Canteras. En Alisio llegan a firmar autores de la talla de Vicente Aleixandre o Juan Ramón Jiménez. Su obra es traducida al sueco, italiano, alemán, inglés y francés. Como pintora expone en Estados Unidos, Suiza, Suecia, Italia o Francia. Cultiva un arte abstracto, materia en la que también es precursora en Canarias. Su obra escrita la completan La piedra sobre la colina, en los 60, El alba en la espalda, en 1987, y El salmo del rocío, en 1993. Sebastián de la Nuez edita en 1997 su Antología poética. En 2007 se publica Árbol del espacio, obra póstuma con ilustraciones de Plácido Fleitas y Juan Ismael, muy amigo de ella.
En 2008 el historiador Juan Francisco Santana Rodríguez publica Pino Ojeda: Pintora y poeta. Existen en torno a una quincena de poemarios inéditos de la autora que, quién sabe, es posible que vean la luz este año que se le dedica este homenaje por parte del Gobierno de Canarias. Pinojeda fue una mujer adelantada a su tiempo, que ha vivido en la más absoluta indiferencia para la mayoría de la población, como tantos autores canarios. Pino, originaria de Teror, fue un faro para muchas mujeres artistas, al igual que su amiga Chona Madera. Es hora de sacarlas del olvido y traer sus historias hasta nuestros días.