
Tal vez nunca se marchó. Acaso subsistía, marginal, en los campos de tierra, en las playas o en las botas de tantos jugadores que, como Valerón, Silva, Pedrito o Ayoze, fueron malvendidos para pagar la mala gestión de décadas en el fútbol profesional. Sin embargo, auténtica religión popular, el fútbol canario fue y sigue siendo seña de identidad propia que los jugadores isleños no olvidaron practicar. Así como en otros ámbitos de la vida canaria, no falta quien se empeña en negarnos hasta el derecho a existir, como aquellos viejos y estériles debates acerca de “la cultura canaria o cultura en Canarias” o “la literatura canaria o literatura en Canarias”, no sucede así en el fútbol. Siempre, históricamente, se reconoció que en las islas se hizo una lectura propia del deporte nacido en Inglaterra: un ritmo más bien flemático, un gusto por el juego raso, el control técnico, la elegancia, la ausencia de contacto físico y una rapidez explosiva, volcánica, asociada a desmarques imposibles.
Por ahí se situarían algunas de las coordenadas por donde transitaría el mejor fútbol canario de todos los tiempos: el ejecutado por la Unión Deportiva Las Palmas de las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado. Un equipo con mayoría absoluta de jugadores isleños, muchos grancanarios pero también tinerfeños y de otras islas, que en las décadas oscuras del franquismo supo llevar alegría y dosis inolvidables de autoestima colectiva a nuestro pueblo. Tal vez estemos en los albores de una segunda etapa de oro del fútbol canario si se confirma que el equipo hoy entrenado por Setién continúa por la senda marcada: ser fiel a un estilo y ser, eminentemente, un equipo de jugadores canarios reforzado con aportaciones foráneas. Constituiría una torpeza intelectual, no exenta de clasismo, no reconocer que hoy, nuestro pueblo, disfruta y se enorgullece del sello propio que imprime este equipo al fútbol. Creemos que es de justicia celebrarlo y, todavía más, expresamos nuevamente nuestro anhelo de que, más pronto que tarde, la Selección Nacional Canaria de fútbol vuelva a los campos a demostrar, también con el balón en los pies, que no somos menos que nadie.