
¿Qué significa la palabra amazigh? Bien, la palabra amazigh (bereber) es un término utilizado para denominar a todas aquellas etnias o tribus autóctonas del norte de África. Los amazigh habitan en la Tamazgha, región que se extiende desde las Islas Canarias hasta el Oasis de Siwa en Egipto, (de oeste a este) abarcando la mayor parte del desierto del Sáhara. Y desde la costa del mediterráneo africano hasta el Sahel (de norte a sur).
El norte de África es una región inmensa donde, actualmente, tenemos 7 países modernos que son; Sáhara Occidental, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto y Sudán. Cabe citar el oeste africano; Mauritania, Mali y Níger donde también hay presencia amazigh. Estos países no han existido ahí siempre y podemos decir que son relativamente jóvenes surgiendo, la mayoría de ellos, del proceso de descolonización africano en la segunda mitad del siglo XX. Los amazigh como pobladores autóctonos del norte africano ya vivían allí desde la más remota antigüedad antes de que llegaran los fenicios, griegos, árabes, españoles, franceses y desde que se fundaran estos países modernos. Los amazigh tenían su propia cultura, lengua, dialectos, religiones, jerarquías sociales, formas de vida, en fin, todo lo que compone un pueblo o nación en sí misma.
Pero, ¿qué pinta Canarias en todo esto? Bueno, Canarias es parte de la Tamazgha: la tamazgha insular. Somos un archipiélago que está en el noroeste de África a menos de 100 km de la costa del Sáhara Occidental así que la evidencia geográfica de que pertenecemos a ella es incuestionable. Pero en el mapa no queda solo la cosa porque genéticamente también tenemos un sólido vínculo con la tamazgha. Está más que probado que los indígenas canarios fueron un pueblo amazigh insular que provino de los amazigh del continente africano. Recientes investigaciones que comparan el patrimonio genético de los antiguos indígenas canarios, la actual población canaria y las poblaciones amazigh del continente africano actual así lo demuestran. Cabe citar los estudios científicos del Departamento de Genética de la Universidad de La Laguna en colaboración con otras universidades, concluyendo que casi la mitad de los canarios actuales son portadores de genes guanches (transmitidos principalmente por la vía materna) y, en consecuencia, descendientes de ellos. Nunca mejor dicho en palabras como las del escritor canario Víctor Ramírez: “Nunca ha habido tanto guanche pisando Canarias como ahora”.
Esto no es simplemente una cuestión genética y geográfica sino también cultural. Los canarios hemos heredado muchos elementos de nuestra antigua cultura indígena amazigh. Están en nuestro folclore, en géneros musicales e instrumentos tradicionales, en nuestra toponimia y palabras canarias de origen amazigh que usamos a diario, en nuestros deportes como la luchada y el juego del palo, en nuestro interesante, y aún por explorar, patrimonio arqueológico, en algunas de nuestras tradicionales actividades económicas como el pastoreo, en nuestra gastronomía, en nuestras fiestas y muchas cosas más.
Lejos de aquellas sociedades guanches, los canarios actuales somos el resultado de ese mestizaje entre nuestros antepasados indígenas canarios amazigh y los colonos europeos de diferentes partes de Europa, principalmente de Portugal y España, que colonizaron nuestras islas siglos atrás. También cabe citar la aportación de otros pueblos africanos que sumaron a nuestro acervo genético. Pero mientras el canario actual reconoce y acepta esa ascendencia europea sin ningún tipo de tabú o reticencia, no ocurre lo mismo con su ascendencia africana. Parece que cuando toca hablar de África o africanidad existe un conflicto. Entonces, ¿por qué se acepta una parte y la otra no? Una pregunta compleja que se podría responder desde perspectivas diferentes pero que finalmente, a mi juicio, nos llevaría al mismo punto: el colonialismo y sus efectos. El conflicto de identidad originado por nuestra realidad colonial donde, y según el psiquiatra y escritor Frantz Fanon, el colonizado trata de superar su condición asumiendo la cultura e identidad del colonizador no sin asumir al mismo tiempo y de forma inherente normas de discriminación que acaban en sentimientos profundos de inferioridad e inseguridad. Buenas también son las palabras del profesor senegalés Amadou Ndoye cuando dice, refiriéndose al proceso de la colonización sobre el individuo colonizado: «este proceso lo que hace es separar a la persona de sí misma»; y así es como yo resumiría la identidad colectiva en Canarias, separada de sí misma.
Pero sí está claro, reafirmado por la ciencia y los hechos históricos, que somos un pueblo amazigh, ¿por qué nos empeñamos en seguir dándole la espalda e incluso hasta lo llegamos a rechazar? ¿Desconocimiento? ¿Complejos? ¿Política?
La sociedad canaria lleva siglos viviendo un conflicto de identidad resultado del proceso colonizador. Es un conflicto que nunca se resolverá hasta que no nos aceptemos y reconciliemos con nuestro verdadero ser. Por tanto, el desconocimiento causado por la interpretación de la historia desde la óptica del vencedor o de la parte dominante, el complejo de inferioridad que nos desvaloriza y limita nuestro potencial, la manipulación de la información con fines políticos o propagandísticos y otros tantos factores no hacen sino perpetuar, agravar más este conflicto y obstaculizar su solución.
Cada día podemos ver claramente como en nuestra sociedad tiene más valor la cultura europea que la africana, incluso si esta última es también tan canaria y tan parte de nosotros, y eso es lo que se ha inculcado siempre desde el ámbito institucional, desde los medios de comunicación y del sistema educativo también.
Por ejemplo, cuando era estudiante de primaria y secundaria jamás me dieron lecciones sobre “Historia y cultura de Canarias”. Esta asignatura era solo una materia optativa en segundo curso del Bachillerato de Humanidades y, en mi opinión, se abordaba de una forma muy ligera en comparación con la historia de España. Las referencias a la Canarias precolonial fueron anecdóticas teniendo en cuenta la cantidad de investigaciones y bibliografía existentes sobre el tema. Lamentable fue también cuando hace años decidieron suspender la asignatura “Historia de Canarias” del grado de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad de La Laguna y nadie, ni profesores ni alumnos, protestara. Esto es un claro signo del lugar que ocupa nuestra propia historia y nuestra identidad. No tiene apenas presencia en nuestro sistema educativo. La cultura amazigh canaria, junto con la historia canaria en general, está en un segundo o tercer plano y no ocupa su lugar.
En los medios de comunicación se repiten constantemente expresiones como: somos europeos, Canarias es región europea, Gran Canaria isla europea. Todo el contenido televisivo es de producción española, europea o americana. No exageraría si dijera que sabemos más sobre cultura celta, americana o sevillanas que sobre nuestros propios ancestros o nuestros vecinos amazigh del continente africano. Tan cercanos y tan lejanos al mismo tiempo. Por ejemplo, ¿Cuánto contenido televisivo se emite en nuestros canales de televisión para simplemente informarnos sobre la actualidad amazigh en el norte de África? O, ¿cuántos canarios saben que en el barrio de Tafira se celebró el primer Congreso Mundial Amazigh? Organización cultural que defiende y promueve la cultura amazigh a través de las asociaciones que la componen a lo largo cada país de la Tamazgha. ¿Qué presencia tuvo en los medios de comunicación? ¿Qué eco tuvo en las noticias locales cuando vino a Las Palmas de G.C. el señor Masin Ferkal (expresidente del Congreso Mundial Amazigh y activista político), hará unos días, a informarnos sobre la situación actual del movimiento amazigh en África? Ninguno.
Sin embargo, afortunadamente en Canarias hay personas que son conscientes de este conflicto y toman iniciativas organizándose para proteger y poner en valor este aspecto de nosotros aunque el contexto general sigue siendo desalentador.
En conclusión, creo que los canarios tenemos una deuda pendiente con nuestra madre africana. Debemos reconocerla, aceptarla, hacerla valer y respetar así como hacerla más y más nuestra. Nuestro legado amazigh. Un legado que forma parte de nuestra identidad, de nuestro ser. Legado que se remonta miles de años atrás y nos hace auténticos y diferentes. Legado que nos da unas raíces sólidas y fuertes, y sobre las que podemos crecer y evolucionar como un pueblo digno y orgulloso de sí mismo.