
Batata News. Walter Smith, conocido cineasta de Hollywood, presentó en el día de ayer la nueva secuela de Pinocho. El film está inspirado en la vida de Soria, con tintes biográficos del ex Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, ex Presidente del Cabildo de Gran Canaria, ex Vicepresidente del Gobierno de Canarias y ex Ministro de Industria, Energía y Turismo. Smith ha reconocido que encontró en la historia del político un auténtico filón comercial y cree que su historia, sin duda, va a atrapar a los cinéfilos de todo el mundo. Sin embargo, aclaró que todo es ficción.
Pinocho es un pino que vive en Los Pechos. Un día el Padre Báez tira ese árbol, en uno de sus ataques de ira televisivos, y un carpintero lo aprovecha para llevárselo. Piensa hacer un asadero con la leña, decisión de la que desiste y que luego le hará arrepentirse. Empieza a dar forma a una figura de madera, algo así como un ser humano. Sorpresivamente, la creación cobra vida. Este Pinocho no es bueno con su padre, el carpintero Geppeto de la Laguna, como así lo conocen. Un día se escapa y se va a Panamá, en medio de aguas llenas de petróleo, a llevar un saco de dinero. Una persona le aconseja llevarse todo el dinero de su padre. Recorre la ruta marítima del Canal Trust. Lo va moviendo entre Panamá, Bahamas y Jersey, acompañado de su hermano, Pinochito Eólico, un trozo de madera que cobró vida tras forjarse ante el golpe de las ráfagas de viento. Allí se ahorran los engorrosos impuestos.
Pero Pinocho quiere poder, con el dinero ya cuenta. Se presenta a la alcaldía del pueblo de al lado porque es más grande, mientras va liquidando el dinero que tiene en esos mundos lejanos donde no se pagan impuestos. No quiere dejar rastro, pero deja su nombre y el de su hermano, además de que la tentación le hace seguir operando durante años con cantidades en dicho lugar. A medida que se va sucediendo en puestos de importancia, empieza la etapa de la mentira. Pinocho niega todo lo que hace; comer salmón, residir en chalets prestados, favorecer a las empresas de Pinochito Eólico, la ausencia de concursos públicos para la colocación de empresas de amigos, su connivencia con las empresas energéticas o las invitaciones de un amigo hotelero a suites presidenciales y hoteles ilegales. Hasta ese momento la mentira le salva la vida, la mentira le va bien. Ayudado por su amigo Pepito Grillo Santana, y una cohorte de convidados de piedra, el gran Pinocho escapa de las garras de los malos. Eso sí, cada mentira deja como rastro una nariz cada vez más grande. Algún periodista inquieto pregunta por qué tiene la nariz tan inmensa y Pinocho contesta: «me la estoy dejando larga. Está de moda en Tel Aviv». Nadie repreguntó.
Su padre, Geppeto de la Laguna, siempre le dijo que la mentira tiene las piernas cortas, pero él no hacía caso. Tenía una red enorme de amigos, colaboradores, enchufados y comprados. Incluso llegó a dar la espalda a su padre, apartándolo de su vida. Pinocho acumulaba oro negro, cuando llegó el día en que alguien le preguntó si había ido a paraísos como Panamá, Bahamas o Jersey a llevar su dinero. La nariz creció de una manera desorbitada, pero no parecía ser distinto a otras veces. Sin embargo, la mentira se convirtió en contradicción y cuando acudió a sus amigos para ser salvado, ya no le quedaba sino Pepito Grillo Santana, compañero y Licenciado en la Universidad de la Vida. La nariz de Pinocho estalla y él decide irse. Cuando se marcha, extasiado con su propia figura, se ve una puerta que gira, pero no podemos ver el logo que la encabeza. «Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia», afirma el guionista Cornelius Graham.