El agua es el líquido de la vida, sin el que no existiríamos, ni los humanos ni otras especies. No en vano nuestro cuerpo está formado en gran medida por agua y, si nos gusta la ciencia, podemos ver a los astrónomos buscándola como indicio de habitabilidad en los exoplanetas que se descubren constantemente, afuera en el cosmos.
Ya a un nivel más cercano, comprobamos como históricamente el control del agua se demostró clave a la hora de explicar la consolidación del poder y las sociedades generadas en las cuencas de ríos como el Nilo, Tigris, Eufrates, Amarillo. La necesidad de un control del líquido elemento era ineludible si se quería disponer de buenas cosechas, manteniendo un orden social que se hizo cada vez más complejo y jerárquico. Igualmente el control de los pozos y zonas de abrevadero provocaron cientos de conflictos entre colectividades ganaderas, entre sí o frente a otras agrarias.
En Canarias, como no podía ser de otro modo, este fenómeno continúa a día de hoy. Desde que nuestra tierra se incorporó a la Corona de Castilla, merced a una cruel guerra de sometimiento, se produjeron repartos de tierras junto con el de aguas, de cara a potenciar la agricultura de exportación inicialmente vinculada a la caña de azúcar. Este modelo feudal de reparto, se perpetúa en algunas zonas de las “islas heridas”, como las definía el disco Ach Guañac. Se venden aún, como antiguos usos y costumbres, los privilegios más descarados sobre un recurso que no se explica cómo es privado, asunto que genera risas e incomprensión entre personas de las más variadas latitudes.
Como en su momento extractó Ivan Suomi, de un artículo aparecido en la revista Geo, en aquel lejano 2006: “Al contrario que en Alemania, los pozos y galerías de Canarias están casi exclusivamente en manos privadas. Se trata de un sistema extremadamente confuso y difícil de desentrañar, una herencia que dejaron hace 500 años los conquistadores españoles, que transfirieron a sus vasallos de mayor valía los derechos sobre las tierras y el agua en recompensa por sus servicios bélicos. Con el correr de los siglos, estos derechos se heredaron, se vendieron o se traspasaron, hasta llegar a la situación actual, en que los derechos sobre el agua pueden estar ligados a la tierra o ser independientes de la misma, y pueden pertenecer a una persona o a una comunidad hereditaria, a una cooperativa, a una sociedad anónima o a un municipio”.
Curioso es que, a los que militamos desde hace años en movimientos independentistas que plantean la soberanía total para nuestra tierra, se nos achaque que siempre estamos pensando en otras épocas, en el pasado lejano e ignoto de una arcadia perdida. A esto respondo con el hecho de que hablamos del presente, de que aún los privilegios sentados en aquellos tiempos nos lastran en el ahora.
Y es que el artículo de la revista alemana se hablan verdades como puños, porque existen aún los ridículos privilegios firmados por una monarquía a todas luces genocida, junto con sus mercenarios y asesinos que subyugaron durante siglos, no solamente a la Canarias indígena, sino a los insulares de las más variadas procedencias.
También hace hincapié en un detalle interesante y es la confusión, lo difícil y lo hermético del mundo del agua en Canarias. Desde que en los años ochenta las izquierdas de esta tierra perdimos aquella ley de aguas, los sucesivos gobiernos no han vuelto a tocar siquiera el tema. La razón es que las formaciones dominantes en las islas están fuertemente vinculadas con la oligarquía aguateniente y con el caciquismo y nadie muerde la mano que le da de comer, pues así funcionamos, desgraciadamente.
Para volver a impedir que se diera la posibilidad de acabar con la mafia que controla el agua en Canarias y esto es algo que sostengo de forma particular, se llegó a asfixiar a la izquierda absorbiéndola y poniéndola a trabajar al servicio del caciquismo en Canarias, con una firma y la formación de CC. Lo que no había logrado Franco, lo hicieron ellos con la excusa del REF y creo, con razones profundas, que motivados por el miedo al debate del agua pública, que hasta paraguazos llovieron.
No obstante, urge en pleno siglo XXI, con los niveles de paro tan alarmantes que existen, con la juventud más formada y al mismo tiempo con menores oportunidades, que se reabra el debate del agua con el objeto de que se pueda reactivar la agricultura y una industria relacionada. Esto, y el ponerle freno a otro lobby mafioso como el de los importadores, es lo único que puede hacer a nuestro campo respirar en paz, a nuestros jóvenes tener más posibilidades y a lograr la tan ansiada soberanía alimentaria. No podemos continuar teniendo unos índices de dependencia con el exterior tan aberrantes, peligrosos y contrarios a las recomendaciones de organismos internacionales.
Es una tarea terrible, porque está detrás el problema de la propiedad privada, porque hay que garantizarle a los pequeños propietarios (la mayoría), que van a continuar gozando de agua, solamente que bajo una gestión pública y eficiente, sin mermas, sin reducción de caudales, sin estar bajo el mando de los aguatenientes que especulan y controlan todo en la sombra. Ahí está la clave para reabrir el debate y evitar que usen a esta gente como ariete y mamporreros al servicio de una mafia que aún actúa con impunidad en nuestros días.
El interés de nuestra tierra, de las nuevas generaciones, no puede estar debajo del de una minoría, porque el beneficio colectivo, nacional, de nuestro pueblo, está por encima de cualquier otra consideración si queremos dejar de ser tierra de miseria constante y emigración endémica.
Responder: Gritemos con gran calibre/ que viva el agua libre
Nuestra tierra es luchadora/con la lucha que se estime
aunque hablando del agua/ hay quién odie, anatemice
pero hoy con la miseria/se reclama y bien se dice
que hay ciertos privilegiados/que alguien fue a erigirles
con las tierras y las aguas/de las conquistas más viles
y este pueblo aguantando/mucho hay que persuadirse
que con la especulación/ tantas perras disponibles
perdiendo por los barrancos/ derramados en audibles
chorros de agua bonita/ a subir precios sensibles
y la tierra estando seca/ hay tiempo de desvivirse
se rompen raras las presas/ y el agua así ha de irse
y el cacique descuerando/ la sequía ha de servirle
fundemos un movimiento/ que otra cosa cristalice
no que algo que es del monte/ solo a cuatro los bendice
ay mi pueblo luchador/ no debes nunca abatirte
que mira en los ochenta/una lección aprendiste
no es esta situación/ algo que te felicite
al cacique aguateniente/ pronto hay que descubrirle
y por eso aquí cantarles/ de un tema difícil quise