
El mercado electoral se ha puesto en marcha en Canarias. 15 días de promesas vacuas, tras una precampaña tan o más larga, y conejos en la chistera para atraer votos. Promesas de futuro, de nuevos comienzos, de trabajo e ilusión pero ninguno de los partidos con posibilidad de gobernar u obtener representación entra, no ya a resolver, sino al menos a proponer la solución o la reivindicación de la solución de los nudos eternos que impiden el desarrollo real y autocentrado de Canarias.
Hasta ahora no se ha escuchado mención, corríjaseme si me equivoco, a la urgente delimitación de las aguas canarias, al terrible desequilibrio del modelo económico debido a la dependencia y el subdesarrollo de Canarias, el drenaje de nuestros recursos a España así como la desigual distribución de la riqueza generada en este Archipiélago con la casi ausencia de herramientas redistributivas.
Por eso este circo electoral rutinario es un poco más de lo mismo con respecto a los intereses nacionales y sociales de Canarias.