
La Montaña de las Tabaibas se encuentra situada en el macizo de Amurga (situado entre los barrancos de Tirajana y Fataga, en Gran Canaria), concretamente en su parte sur, y se eleva a una altitud de 409 m.s.n.m. Según la Guía Arqueológica de San Bartolomé de Tirajana, editada en 1998, el conjunto arqueológico de la montaña “se compone de cuevas naturales y labradas, así como de un muro de piedra seca que rodea su cumbre. Las cuevas labradas miran hacia el sur, sobre el barranco de Berriel, mientras que las naturales miran hacia el este. En el llano inmediato, situado al poniente, se localiza una amplia estructura de piedra seca, de compleja morfología altos muros (…)”.
En una visita en estos momentos, 17 años después de editarse esta guía, se observan a simple vista amplios cambios en la montaña. La amplia estructura de piedra seca ha desaparecido y la cumbre de la montaña se ha poblado de antenas y repetidores de diversos tamaños. La instalación de estas estructuras ha supuesto la realización de dos pistas de tierra que afectan al muro perimetral y a la morfología propia de la montaña causando un deterioro que facilitará la acción erosiva de lluvias y vientos y altera visualmente la montaña, ya modificada de forma evidente por la instalación de las antenas.
Añado dos fotos con la evolución a través de estos años, la primera de la edición del libro y la segunda de esta semana.
Queda de este modo atestiguado, como en otras tantas ocasiones, que los bienes culturales en Canarias no son respetados, tanto si se realizan obras en sus inmediaciones como si no y estaciones de gran interés como esta, con evidentes funciones estratégicas, quizás astronómicas y de otro tipo, han sido alteradas en gran medida así como su entorno, que hasta el momento de la alteración producida en los últimos años, había sido cultivado de tomateras hasta la primera mitad del siglo XX a juzgar por la tipología y modo de construcción de las canalizaciones de riego que proliferan por la parte baja de Amurga. No se realizó un planeamiento adecuado para preservar los bienes presentes disminuyendo o eliminando las afecciones posibles ni estableciendo medidas correctoras para garantizar la preservación y el conocimiento de estos bienes.
Afortunadamente, la destrucción no ha sido total y aún es posible ver parte del camino de ronda y las cuevas en la parte sur y este.