
Eso se puede deducir al menos de la redacción de la noticia de Canarias 7 cuyo título reza: “El arte canario aflorará tras el verano”. ¿Dónde estaba antes del verano? ¿En las catacumbas, en las gavetas del olvido? Misterio. El caso es que este afloramiento post-estival tiene una razón de ser, puesto que como allí mismo se puede leer: “Esta circunstancia se debe, en parte, a la crisis, que ha obligado a los gestores culturales a mirar hacia su entorno más inmediato.” Bendita crisis que ha acabado por hacer que los gestores culturales descubran el arte canario y, por lo visto a regañadientes, éste pueda hacerse un hueco en los museos, salas y galerías de las islas, aunque el hueco sea por supuesto, faltaría más, el peor. Y si no lo creen, lean: “El CAAM, por su lado, apuesta por los creadores canarios Davinia Jiménez y Paco Guillén, que ocuparán el sótano y la planta alta entre el 26 de octubre y el 20 de enero. En ese periodo, las plantas centrales exhibirán las esculturas del brasileño Saint-Clair Cemin y el arte emergente de la granadina Marina Vargas.” Lo dicho: arte, pero menos.