Hay un puerto en Canarias que controlan desde esa bonita ciudad costera que es Madrid. Domingo Berriel, recién caído de la higuera, califica la situación de «anómala e incoherente». No llega el buen hombre a explicarse tal desatino y tira de sus limitados recursos intelectuales y analíticos. Viene a quejarse el hombre de que en la malvada provincia de enfrente no sucede tamaño disparate. Y mientras Berriel culpa a los canariones, el puerto de Los Cristianos sigue dirigido desde esa bonita ciudad costera que es Madrid. ¡ Ole que sí!