
Las buenas lecturas son las que nos dicen tanto de las ideas que quiere transmitir el autor como de nosotros mismos. Justo eso es lo que sucede con En busca del pasado guanche. Historia de la Arqueología en Canarias, de José Farrujia. Leer este volumen es reconocer en el pasado lejano, en sus controversias, los caminos del presente en una disciplina que, en Canarias, se me antoja especialmente relevante por su conexión con elementos como la identidad o la política, aunque esto último sea también particularmente problemático.
El libro de Farrujia no es un libro exclusivamente para eruditos, aunque es de suponer que los arqueólogos sabrán hacer lecturas adicionales que a este lector se le escapan. Uno es un simple aficionado a estas cuestiones pero, aun así, disfrutó mucho conociendo los debates sobre el evolucionismo darwiniano en las islas, el papel reaccionario de la Iglesia española en Canarias, los comienzos del Museo Canario en Gran Canaria, la Sociedad Cosmológica palmera y el Gabinete Científico tinerfeño; también la sui generis aplicación de la desamortización en las islas –cómo los bienes incautados en las islas fueron trasladados por orden gubernamental a Sevilla- y la nula repercusión de este proceso en cuanto a nuestro patrimonio arqueológico. Cuando leemos acerca de la Piedra de Anaga o las hachas de jadeíta el relato adquiere tonos intrigantes sin abandonar la rigurosidad de la divulgación científica. La descripción del inmediato pasado franquista nos da claves para entender algunos de los problemas actuales. En definitiva, leer En busca del pasado guanche ha sido conocer de primera mano una historia de esta disciplina científica, la construcción de sus discursos, cómo se contemplaba nuestro pasado desde la perspectiva de los diferentes presentes. Bien, es desde este presente de búsqueda en el que nos encontramos los canarios, que saludamos este libro que, sin duda, marcará un comienzo distinto en la necesaria escritura de nuestra Historia.