Cuando aún resuenan los ecos de la estupidez pronunciada por Isaac Valencia, alcalde de La Orotava, leo una entrevista al Cónsul de Senegal en Canarias, Alberto Van Bockel, en la que se queja del empeoramiento de las relaciones entre las islas y Senegal. Uno hubiera creído que en los últimos años los contactos se habían incrementado entre ambos países pero resulta que la realidad es justo la contraria. Las tremendas dificultades que España pone a los comerciantes senegaleses a la hora de la obtención de visados, el cambio en las prioridades entre las autoridades españolas y canarias –más interesadas ahora en Sudamérica y, añado yo, en el apoyo a la penetración del capital español en ese continente-, el abandono de los viajes charters entre el país africano y las islas,… todas estas razones y alguna más expone Alberto Van Bockel para definir una situación que no duda en calificar de “mucho peor que hace diez años”. ¿No convendría un reajuste en las prioridades de las autoridades canarias de manera que éstas respondieran a un discurso centrado en los intereses canarios, autocentrado, y no en los intereses españoles, descentrado? ¿No le sería más útil a las islas poner en pie una política propia para su continente natural que no dependa de factores externos, ajenos? Obviamente, para quien esto escribe, la respuesta a ambas preguntas sólo puede ser afirmativa. Con el telón de fondo de la inmigración irregular, es urgente que Canarias juegue un papel más protagonista en su contexto geográfico.